16 marzo 2015

Sembrando y Cosechando para el Reino de Dios


QUIÉNES SOMOS


Somos una pareja de agricultores itinerantes a tiempo completo de Jesús el Mesías, por voluntad de Dios Padre, constantemente dedicados a cultivar para el Reino del Cielo. Amamos a Dios nuestro Padre y a Jesús nuestro Señor, alabando y orando en el Espíritu Santo, y leyendo y meditando en las Santas Escrituras, diariamente. Servimos a Dios y a Jesús diariamente sembrando la semilla de la Buena Noticia entre aquellos que están perdidos a nuestro alrededor, y cosechando la cosecha de aquellos que reciben y retienen el mensaje de la Buena Noticia y la verdad de la Palabra de Dios.

Propagamos la Buena Noticia de que hay paz con Dios mediante la muerte, sepultura y resurrección de Jesús, su Hijo y Mesías. También difundimos la Buena Noticia de que hay redención de nuestros pecados mediante nuestro arrepentimiento genuino ante Dios Padre, nuestro nuevo nacimiento en unión con Jesús el Hijo y nuestra nueva vida por el poder del Espíritu Santo. Formamos parte de la comunidad de creyentes que han nacido de nuevo completamente y siguen al Señor Jesús el Mesías, nuestra Cabeza y Pastor Soberano. Como nuestra labor es voluntaria y a tiempo completo, confiamos en Dios para nuestro sustento diario. De hecho, nuestro Padre Divino suple fielmente nuestras necesidades básicas a través de aquellos que acogen y apoyan nuestra labor con alojamiento, comida y contribuciones para nuestros continuos viajes misioneros y gastos de manutención.

VOCACIÓN En nuestros 20 años, después de desilusionarnos y dejar la religión establecida cristiana de nuestros padres unos años antes, tuvimos un profundo deseo de buscar la verdad sobre la existencia de Dios y por qué y con qué propósito nos creó. Poco después, de una manera abrumadora y maravillosa, tuvimos un encuentro personal y sobrenatural con Dios y con Jesús. Ellos se nos revelaron personalmente y transformaron nuestras vidas completa y drásticamente. El Padre Divino nos llamó a arrepentirnos de nuestros pecados y volvernos a Él, y a creer y seguir a su Divino Hijo Jesús el Mesías —a quien Él envió para que derramara su sangre y resucitara de entre los muertos, a fin de cortar la maldición del poder del pecado sobre nosotros para que Dios mismo pudiera hacer la paz con nosotros. Tan pronto como oímos y creímos la Buena Noticia de Dios acerca de su Hijo, nos arrepentimos de todo corazón ante Dios y entregamos nuestras vidas a Jesús sin reservas. En ese preciso momento, experimentamos una gran llenura de la Presencia Espiritual (o Espíritu Santo) de Dios sobre nosotros, que transformó milagrosamente nuestras vidas de adentro hacia afuera. Nos sentimos inmediatamente reconciliados con nuestro Padre Celestial, convirtiéndonos en sus hijos adoptivos, ya que Jesús estaba tomando posesión completa de nuestras vidas, especialmente después del bautismo en agua en su nombre y autoridad. ¡Aleluya! Desde ese momento, dejamos el mundo (o sistema del hombre) atrás, y seguimos a Jesús de todo corazón hasta el día de hoy, más de cuarenta años más tarde. Sin embargo y por ignorancia, nos metimos de lleno y fuimos parte de un movimiento cristiano independiente, por cerca de 30 años. Nuestro líder, un profeta, enseñaba la falsa doctrina de la “gracia extrema” y otras “nuevas revelaciones” que abiertamente desafiaban y contradecían la sana doctrina de la Biblia. Hace unos 14 años, vimos que nuestros adolescentes no vivían la fe, y al mismo tiempo, Dios nos sacudió con un gran quebrantamiento, lo que nos impulsó a orar de rodillas y a buscar a Dios con un corazón completamente quebrantado y arrepentido. De inmediato, Dios se reveló y consoló nuestro profundo dolor interior, diciéndonos que no lo conocíamos verdaderamente porque desconocíamos su Palabra registrada en las Sagradas Escrituras. Solo seguíamos las enseñanzas del líder y fundador del movimiento. Dios comenzó a revelarnos la verdad de su Palabra a medida que la leíamos en contexto y meditábamos en ella diariamente, y en un momento dado nos dijo que debíamos salir de ese movimiento y depender enteramente de Él y de su Hijo Jesús. Así hicimos, y desde entonces nos consagramos a pasar tiempo personal e íntimo cada día con Dios nuestro Padre y con Jesús nuestro Señor —leyendo y meditando en las Sagradas Escrituras, y adorando y orando en lenguas del Espíritu Santo.  Además, nos dedicamos a proclamar la Buena Noticia de Dios entre los perdidos personal y cotidianamente. Y bautizamos y capacitamos a los creyentes que han nacido de nuevo y siguen a Jesús, para que puedan hacer avanzar el Reino de Dios como lo hacemos nosotros.

MISIÓN  Diariamente extendemos la mano y compartimos con otros nuestro testimonio personal de nuestro nuevo nacimiento espiritual, y también anunciamos la Buena Noticia de redención y reconciliación con Dios Padre a través de su Hijo Jesús el Mesías. Bendecimos y oramos por aquellos con quienes entramos en contacto, y sanamos a todos aquellos que necesitan sanación espiritual y/o física, tocándolos con nuestras manos y ordenando que la opresión y/o enfermedad sean removidas, y la libertad interior y/o la sanación aparezcan, en la autoridad del Señor Jesús y el poder de Dios Padre.


Animamos a todos aquellos que creen en la Buena Noticia a tomar los cinco pasos siguientes para poder nacer completamente de nuevo y recibir la naturaleza divina para poder hacer la obra de Dios:


     1) Arrepentirse de toda vida pecaminosa, confesar cada pecado y entregarse completamente a Dios Padre y su voluntad, para poder recibir un corazón nuevo y tierno.

     2) Ser completamente bautizado en agua (que representa la sangre que Jesús derramó), para el lavado de los pecados y la sepultura del cuerpo de la naturaleza pecaminosa, a fin poder nacer de nuevo y vivir una nueva vida dedicada a seguir a Jesús el Mesías.

     3) Recibir y ser renovado por el Espíritu Santo, que es de hecho la gloria divina, la santa presencia y el poder milagroso de Dios y de Jesús. 

     4) Comprometerse a leer y meditar en las Santas Escrituras, y a orar y adorar en el Espíritu Santo diariamente, para poder tener constante compañerismo íntimo con Dios y con Jesús.

     5) Comprometerse a compartir la Buena Noticia con los perdidos en cada oportunidad, sanar a los enfermos, bautizar a los creyentes y capacitarlos para que hagan lo mismo.


Animamos a cada seguidor de Jesús a reunirse regularmente, e incluso a vivir con otros hermanos y hermanas de la fe, para orar juntos y ayudarse mutuamente a difundir la Buena Noticia, a fin de hacer avanzar el Reino de Dios en su ciudad.


Capacitamos a padres creyentes para que aprendan a cuidar bien a sus hijos a fin de desarrollar su carácter —leyendo las Escrituras y orando con ellos, realizando diversas actividades con ellos (incluyendo alcanzar a otros con la Buena Noticia) y dándoles una disciplina constante y amorosa.


Capacitamos a cada seguidor de Jesús que quiere convertirse en su agricultor a tiempo completo, para ayudarnos a alcanzar y cosechar la gran cosecha de almas que hay por delante.


MENSAJE 


La Buena Noticia y el Nuevo Nacimiento >


La Buena Noticia de Redención y Reconciliación >


Nuestro legado de seguir a Jesús >


La Vida de un Seguidor de Jesús (estudio bíblico) >


La Deidad según la Biblia >


La SANTA BIBLIA (audiobiblias) >


Los Últimos Días y el Regreso de Jesucristo >


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Contáctanos si quieres servir a Dios con nosotros y/o apoyar nuestra labor de evangelizar entre los perdidos y de capacitar a los creyentes.


Que Dios nuestro Padre te bendiga, te guarde y te use para su gran obra de redención de nuestra naturaleza pecaminosa y de reconciliación con Él a través de Jesús nuestro Señor y Salvador.


José y Béatrice

Agricultores de Jesús el Mesías 


Contacto: ministeriodejoseybeatrice@gmail.com


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