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24 abril 2020

Debemos Creer para entrar en el Reposo de Dios













Qué gozo tenemos cuando leemos acerca de las grandes obras de nuestro Dios.  ¡El Dios Todopoderoso es nuestro Padre, y somos ricos, porque todas las cosas nos pertenecen a través de nuestro Señor Jesucristo!

 En todos los tiempos había hombres de fe que confiaban en su Dios sin importar la situación.  Pero también había hombres que confiaban en sus sentimientos, en sus cinco sentidos;  Eran hombres carnales que olvidaron a su poderoso Dios.

Dos de estos grandes hombres de fe fueron Caleb y Josué.  Podemos leer su relato en Números capítulos 13 y 14.

Después de todos los milagros que Dios hizo para los hijos de Israel en Egipto, en el Mar Rojo y en el desierto, finalmente llegaron cerca de la Tierra Prometida.  Moisés le pidió a una de cada tribu, doce hombres, que exploraran la tierra y vieran cómo era, y cuán fortificadas estaban las ciudades.

Después de 40 días, regresaron y presentaron un informe ante toda la asamblea: "Llegamos a la tierra que fluye con leche y miel. Sin embargo, la gente es fuerte, las ciudades están amuralladas y muy grandes, y vimos GIGANTES en la tierra." Y Caleb dijo: "¡VAMOS y poseámosla, porque somos capaces de poseerla."  Pero los hombres dijeron: "¡NO, no somos capaces, son más fuertes que nosotros! ¡Vimos GIGANTES, y parecíamos como saltamontes, y así estábamos a la vista de ellos!"

Es triste decirlo, toda la congregación comenzó a murmurar contra Moisés y Aarón y dijo: "¡Si solo hubiéramos muerto en la tierra de Egipto o en este desierto! ¿Por qué el Señor Dios nos trajo a esta tierra para caer a espada, y que nuestras esposas e hijos debieran ser víctimas? ¿No sería mejor para nosotros regresar a Egipto? "

Después de todas las grandes señales y maravillas que Dios hizo por ellos, todo este tiempo todavía le eran infieles, y no conocían a su Dios.  Pero Josué y Caleb tenían fe. "Y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: "La tierra que pasamos para espiar es una tierra extremadamente buena. Si el Señor Dios se deleita en nosotros, Él nos traerá a esta tierra y nos la dará, 'una tierra que fluye leche y miel'. Solo no os rebeléis contra el Señor Dios, ni temáis a la gente de la tierra, porque ellos son nuestro pan; su protección se ha apartado de ellos y el Señor Dios está con nosotros. NO les temáis."" (Números 14:7-9)

Toda la congregación estaba lista para apedrearlos, pero la gloria del Señor Dios apareció en el tabernáculo de la congregación y dijo: "¿Hasta cuándo me provocará este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he realizado en medio de ellos?"  (Números 14:11)

Entonces Dios los castigó, y toda esta generación no entró en la Tierra Prometida;  pero sus hijos sí entraron, así como Josué y Caleb, porque creyeron.

¡Esta es una gran lección para todos nosotros!  Examinémonos a nosotros mismos si estamos en la fe.  Como el apóstol Pablo nos exhortó: “Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo. Antes exhortaos los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: Hoy; no sea que alguno de vosotros sea endurecido por el engaño del pecado. Porque somos hechos partícipes de Cristo, si es que retenemos firme hasta el fin el principio de nuestra seguridad, en cuanto se dice: SI OÍS HOY SU VOZ, NO ENDUREZCÁIS VUESTROS CORAZONES, COMO EN LA PROVOCACIÓN. Porque ¿quiénes, habiendo oído, le provocaron? ¿Acaso no fueron casi todos los que salieron de Egipto guiados por Moisés? ¿Y con quiénes se disgustó por cuarenta años? ¿No fue con aquellos que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a los que fueron desobedientes? Vemos, pues, que no pudieron entrar a causa de su incredulidad.” (Hebreos 3:12-19)

Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús.  Pues su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de Dios que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha concedido sus preciosas y maravillosas promesas, a fin de que por ellas lleguéis a ser partícipes de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo por causa de la concupiscencia.” (2Pedro 1:2-4)

(Oración :) 'Señor Dios, quita de nosotros todos los temores y el espíritu de incredulidad.  Danos la fe y el coraje de Josué y Caleb.  Estos hombres entraron en tu reposo, la Tierra Prometida.  Gracias, Dios Padre, que tenemos tu Palabra y tus promesas en las que apoyarnos.  Tu palabra es la única verdad. No queremos creer las palabras de los hombres, sino solo tu Palabra.  Gracias, Señor Dios, por ayudarnos a entrar en tu reposo.  En el nombre de Jesús oramos.  Amén.'

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